
Hace solo unas semanas, durante una conversación con Camila, Gerente Comercial de uno de nuestros clientes clave, ella nos compartió su agotamiento al completar el primer semestre de 2024. A pesar del esfuerzo conjunto de todo su equipo, el avance en el cumplimiento de metas no se alinea con los resultados esperados. Las ventas no han logrado remontar y la frustración se siente en el ambiente.
Como líder de este equipo, Camila reconoce que una creencia limitante, como la idea de “no se puede”, dificulta el cambio de resultados. Busca una forma efectiva de motivar al equipo sin recurrir a promesas de bonos o incentivos temporales, que a menudo desalientan a quienes trabajan en proyectos de largo aliento.
Aquí entra en juego la perspectiva del neurólogo y psiquiatra Viktor Frankl: la búsqueda innata del sentido es tan fuerte que, incluso en circunstancias adversas, las personas buscan un propósito en lo que hacen, tanto en su vida personal como laboral. Majluf y Abarca añaden que una declaración de propósito se convierte en fuente de sentido cuando está orientada hacia temas nobles y es comprendida por los empleados.
Para inspirar al equipo en tiempos de frustración, debemos mostrarles el sentido más allá de los resultados parciales. Hoy en día, las personas anhelan que su trabajo trascienda la rutina diaria y contribuya a un bien mayor. Por ejemplo, un trabajador en una empresa agrícola exportadora se motiva al visualizar cómo su labor contribuye a alimentar al mundo.
¿Cómo Dar Sentido al Trabajo en Tiempos de Frustración? Aquí van cuatro medidas prácticas:
1. Identificación de Actividades Gratas
Anima a cada miembro del equipo a identificar proyectos y tareas que les resulten especialmente satisfactorios. ¿Disfrutan haciendo presentaciones para los clientes? ¿Encuentran energía al asesorar y entrenar a compañeros más nuevos, sabiendo que sus esfuerzos actuales impactan positivamente en el futuro?
2. Alinear Valores y Acciones al Elegir Prioridades
Cuando se trata de priorizar, es fundamental alinear nuestros valores personales con nuestras acciones. Si la tutoría está relacionada con nuestra identidad y autoexpresión, debemos incorporarla como parte de nuestras actividades semanales. Por otro lado, si el desarrollo personal es un valor fundamental, podemos establecer rituales diarios, como escuchar podcasts, tomar cursos o unirnos a grupos mastermind.
3. Enfocarse en las Relaciones, no Solo en las Entregas
Al centrarnos en las relaciones, debemos ser intencionales en nuestra forma de interactuar. Recordemos que contribuir al bienestar de los demás está estrechamente vinculado a experimentar significado. No se trata solo de cumplir tareas, sino de construir conexiones genuinas con colegas, clientes y colaboradores.
4. Compartir Narrativas del “Mejor Yo” con el Equipo
Para inspirar a otros, compartamos historias de nuestros momentos más destacados. En su libro “Vivo en el Trabajo”, el autor Daniel Cable sugiere que compartamos cómo nos hemos visto en nuestro mejor momento. Al hacerlo, también podemos pedir a nuestros compañeros que hagan lo mismo. Esta práctica fomenta la autenticidad y fortalece los lazos dentro del equipo.
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